viernes, 3 de agosto de 2018

¿Dónde están las feminazis?

Cuando las agresiones son españoles todas las feminazis de Soros se convierten en manada contra el muchacho o muchachos. Se convierten en lobas de colmillos afilados y toman las calles al grito de "Fuera collares de nuestros genitales". Que -digo- debe ser un grito de guerra de cuando las guerreras troyanas querían cepillarse a un tío y éste nos las prestaba puñetera atención.
Pero...
cuando los agresores son marroquís u refugiados u migrantes en busca de la plata europea...; entonces y solo entonces, no se dan por enteradas. Parece ser que la violación de un indocumentado es menos violación...; debe ser una forma de acogida nueva para ese tipo de individuo que se deja caer por aquí.
Las feminazis tienen ese bien ganado privilegio de saber cuando una agresión sexual es más agresión y sexual, y si está determinado por una polla de un blanquito, un negrito o un descafeinado.
Por ese orden se ofenden más o menos y se despachan a gusto contra jueces, fuerzas del orden, y administraciones varias.
Se han convertido en unas atemperadas mujeres de conocimiento jurídico, jolgórico, beatífico, y gilipollescas varias...
Hablando de beatifico -el polvo-, no vi a ninguna de ellas salir en defensa de la monja ni de los chavalitos que han sido abusados sexualmente por curas pederastas. Tampoco las he visto salir en defensa de la acusación contra aquellos políticos que estaban presentes en el video snuff de las niñas de Alcasser. Tampoco...
Son demasiados "tampoco" que da asco siquiera nombrarlas.
Pues ale...
que os vayan dando... los besugos migrantes.
Vergüenza ajena, oiga. 
EN FRANCIA, PARTIDOS CONSERVADORES DENUNCIAN RACISMO ANTIBLANCO.

El secretario general del partido conservador francés UMP (Union pour un mouvement populaire), Jean-François Copé, declaró hace tres años que, debido a la multitud de razas y etnias que se desarrollan en el país, se da un fenómeno de racismo antiblancos, en el que franceses de raza blanca son discriminados por otros franceses con diferentes orígenes, religión o color de piel.
De hecho, este es el tema del libro '¡Blanco de mierda!: crónica de un odio inexistente', de Gérald Pichon, publicado hace dos años en Francia. Según el autor, muchas personas, de raza blanca, no se atreven a denunciar este racismo por miedo a, precisamente, ser ellas tachadas de xenófobas. Gérald no se queda ahí: el autor también afirma que el verdadero motivo de la acción de algunas organizaciones declaradas "antirracistas" no es otro que el odio a la raza blanca.

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