lunes, 16 de mayo de 2016

Franciscum: el papá de la humanidad

Mirad, -dijo el Señor-, no seáis orgullosos
y pretendáis pareceros a Mí.
Y... porque habéis desobedecido,
se os confunde en lenguas...
Así, caía, la Torre de Babel;
y sus hacedores..., confundidos.
Ahora, Franciscum, llevarle, quiere,
la contraria al Padre.
Y juntar a los orgullosso constructores,
a la construcción de una nueva torre de Babel:
El Nuevo Orden Mundial.
Y qué mejor que apelar a Pentecostés:
(unión de todas las lenguas, en el Espíritu Santo).
Como buena estrategia jesuita
para hacerse con el control mundial:
de la política y la religión.
Volver a tener el control:
de lo material y lo espiritual.
¿ Es, acaso, el Dios malo de la bipolaridad de Dios, la mente prodigiosa, maravillosa, la causante de que el ser humano viva sometido a todo tipo de abusos, violencia, amenaza, que dificulta o degrade, una larga y placentera forma de vivir, en la Tierra? ¿Es, acaso, la otra parte de la bipolaridad, la del Dios bueno, que, sin, obstáculo, permite el determinado poder de Su oponente?
Lentejuelas de colores para el Dios macho-hembra en sus días y noches de placeres, en sus celestes palacios.
Los dioses, como los humanos orgullosos, juegan con nostalgia a parecerse a aquellos otros dioses que les dieron poder y semejanza. Los dioses son esclavos de sus obras; aunque evitan reconocerlo.
Las religiones y filosofías constituyen el lugar al que acuden las verdades para morir. Allí siguen existiendo en forma de libros sabios y ritos, hasta que nadie las entiende. 
No comprendo la diferencia entre una espada católica y otra protestante cuando ambas no hacen, más, que reventarle las entrañas a algún desgraciado. Asesinar y robar parecen ser las únicas actividades que son sagradas para todas las religiones.

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