
El lema de la madre Teresa era: el más bello regalo para una persona es que pueda participar del dolor de Cristo. Ante un sufriente de fuertes dolores le dijo: tu sufrimiento proviene de que Jesús te está besando. A lo que el sufriente respondió: pues dile que deje de besarme.
Billones de dólares han sido enviados a la MT para paliar dolores, hambres y enfermedades. Millones de dólares han desaparecido sin saber dónde han ido a parar. Las ambulancias para recoger enfermos eran sólo vóviles para las montajas cuando se trasladaban de una congregación a otra; cuando surgía un enfermo en camino, le dirigían al 102 que es la polícia. Nada de esculas, nada de nada, era lo que la de Calcuta hacía por nadie, salvo para ellas, la monjas. Hasta el punto que advirtiendo la propaganda de sus actos, colgó un cartel en la misión que ponía: estamos para Jesús. Somos religiosas por encima de todo. NO somos
trabajadoras sociales, no somos maestras, no somos doctoras, somos
monjas”.
¡La verdad: no todo es oro lo que reluce!
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