hoy tenemos a una mitad de la Polícia Nacional de fiesta, y la otra mitad de niñeras de Felipe. Están imponiendo en las solapas del uniforme: las medallas con distintivo rojo, al valor. El principito ha llegado para hacer ese acopio de valor --y digo arrojo y valor, porque se podría pinchar--; y el sindicato de polícia (SUP) está que trina porque, expresamente, las medallas y la remuneración que las acompaña (cerca 200 e.), están siendo dadas a mandos que no tienen nada que ver con jugarse el físico en la calle; sino que se las están imponiendo entre los mandos. ¡Qué jodidos, estos mandos!¡Qué jodido este Príncipe, que va a los sitios y no se entera de lo que va a hacer! Él --el Principe--, con tal de salir en la foto, tiene bastante. De paso recorre la vista sobre la plebe y se regodea de ser el hijo de...
El Sindicato Unificado de Policia, ha declinado estar en el concierto de sonido de insignias y miradas satisfechas de sus mandos; y se ha dignado denunciar a Cosidó (director general del cuerpo), por prevaricación y malversación.
Menos mal que algo está cambiando en las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Al menos, se enfrentan a las realidades y putrefacciones del cuerpo, e intentan barrer la casa como la calle. Ya no existe el ordeno y mando, sino que aquellos que ostentan cargo público se vea observado, corregido y denunciado, llegado el caso. Ahora se ha dado ese momento, y el SUP lo ha aprovechado. Felicidades...
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