los moscovitas celebran, en septiembre, los 868 años desde la
fundación de la capital rusa con el cielo nublado pero sin
precipitaciones, gracias al “bombardeo” de las nubes con sustancias
especiales que llevaron a cabo diez aviones equipados para ello.
Los An-12 y An-26 de transporte despegaron a las 06.00 de la mañana
hora local desde el aeropuerto Chkálovski, en las afueras de la ciudad,
para dispersar en el cielo sustancias químicas que enfrían las nubes y
evitan que éstas descarguen agua.
“Los trabajos para dispersar las nubes, que requiere un alto
profesionalismo de los pilotos, se realizan en zonas de grandes acopios
de nubosidad, entre los 3.000 y 8.000 metros de altura”, explicó a
medios locales el portavoz de las Fueras Aeroespaciales rusas, Igor
Klímov.
Los aviones empezaron a despejar las nubes a unos 150 kilómetros de
la ciudad, en la primera línea del frente atmosférico que afecta a
Moscú, para luego acercarse a unos 70 kilómetros y finalmente actuar en
la circunvalación que rodea la capital rusa.
Con todo, a diferencia de otras años en los que han logrado alejar
las nubes de Moscú, en esta ocasión sólo pudieron parar la lluvia.
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