más de lo viejo. La política es como ese gato al que no le gusta estar solo pero..., le cuesta mucho estar acompañado. Se lame sus miserias y ronronea de gusto al dejarse acariciar sabiéndose el dueño del lugar. ¿Qué es lo que tiene el gato en sí mismo? Una desconfianza lobuna que, para nada, le hace un animal tranquilo y sosegado. Si siente que le importunas demasiado, con darte un zarpazo y salir a cuatro patas: es su autodefensa. Cabe, por tanto, compararlo con las políticas y políticos de los cinco continentes: gatitos, cuando son alimentados hasta saciarse y, tigres, cuando imponen su criterio. Ahí, tenemos, a Maduro: un descerebrado dirigiendo un país. Ahí, tenemos, a Obama: todo un Novel de la Paz, cuestionado por sus propios ciudadanos, y matando en nombre de la Paz. Aquí, tenemos, a Zapatero, Rajoy, Aznar y Felipe, techados en virtudes teologales menos, en, cerebrales. Y, nombrados los anteriores ¿qué virtudes tienen los meones, los recién nacidos? Pues ninguna. Llevan diez años preparándose para este evento y han fracasado estrepitosamente todos ellos: desde Soraya, pasando por Sánchez, Rivera e Iglesias. Pero, ¿realmente, han fracasado? No. Están dónde se les ha hecho la cama, como al gato y los etarras. Y en la sombra, la Iglesia: con su poder y gloria. Amén.
Mirad que curioso, que, a preguntas a Rajoy de cómo vio el debate, contesta que ganó Soraya, que fue lo que le dijeron dijera, porque se encontraba en una cita clandestina, en Portugal. Y es que los políticos que no se destapan se les conoce mejor su vida que ellos mismos; y es que siempre hay un periodista a mano cuando hace falta, es decir, en todos los lugares. Y a Mariano le han cogido en renuncio. No es fácil amar en tiempos revueltos y de su misma condición.
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