miércoles, 21 de agosto de 2013

Ay, rediós...

El tren descarrilado era un Alvia que realizaba el trayecto Madrid-Ferrola vueltas con la busca y captura de los culpables del Alvia Madrid Santiago.
Ya está bien de aligerar las cargas de los políticos cuando son ellos los culpables de no tener ni idea de la cartera que asumen. No se pueden buscar, a fecha del accidente, fantasmas, ellos están en los cementerios. Y los responsables están en sus respectivos despachos desde donde partieron las normas para ese tramo de vía, con seguridad añadida, pero sin estar operativo.
¿Quién fue ministro en aquel entonces? Pepiño. ¿Quién es ministro ahora? Ana. No hay más que buscar. Esto no es una cancha de tenis donde la pelota va y viene y en el camino nos encontramos. 
Es en estos casos en los que la ciudadanía debería parar y pensar por qué. Estos sucesos se ocasionan porque les importamos una mierda a esta banda de psicópatas políticos. Si no fuera así, se hubieran terminado bien los sistemas de seguridad o frenado y hoy, no estaríamos hablando de ello. Pero... es que... por salir en la prensa, son capaces de cualquier hecho, aunque sea de este calibre.
Y no sólo es un caso aislado, tenemos a los políticos de izquierdas tendiendo la mano a la política de expansión del peñón. En contra de los derechos españoles en el mismo. 
Ayer, sin ir más lejos, una del PSOE, se enfadaba porque alguien decía que Gibraltar español. A lo que la susodicha de izquierda le contesto: por ahí no paso. Es ahora cuando entiendo que la arena española que se pasa al istmo, se la vendan los de izquierdas. Así nos va. Con los amigos líbreme Dios, que con los enemigos lo hago yo.

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