lunes, 29 de julio de 2013

ya nos hemos enterado

La iglesia, en general, está de capa caída. En la medida que vayan cayendo (muriendo) los más viejos del lugar, la curia tendrá que ir buscando otro medio en el que dedicar el mucho tiempo libre. Si no fuera por las buenas empresas en las que el Vaticano ha comprado e invertido sus dineros, la propiedad intocable donde se asienta el Trono de Pedro estaría desde hace mucho en manos de su propietaria la reina de Inglaterra, bien en alquiler o venta.
 El Papa Francisco, como los anteriores, tienen en sus reglas la divulgación de sus creencias en pro de posibles adeptos con el que continuar la mentira en la que están inmersos. ¿Realmente se creen lo que divulgan? Yo creo que no, pero lo hacen tan bien que a las masas les hacen más papistas que al propio Papa. Si no que se lo pregunten a los sudamericanos, que desde la conquista de espada y cruz, y algún que otro milagro de bilocación, son más apostólicos que los romanos. Son los que abastecen a la Iglesia de posibles, indirectamente de iglesias evangelizadoras que tanto abundan en España y donde han hecho nido todos ellos. Ah, eso sí, se lo toman muy a pecho y digieren su ignorancia en proclamas contra los Jesuítas y el Opus Dei.
La Iglesia ha de dejar que el lobby homosexual de la curia se expanda para convertir sus aposentos en lo que han sido hasta ahora: adoradores de los más bajos instintos y profanadores de la verdad.  Es decir, no harían nada nuevo, solo abrir las puertas y convirtir el Vaticano en un puticlub privado; entrada única a los que tienen pasta. Algo parecido a Ibiza. Ya verían como los fines de semana entre los jubilados, los desocupáos y los desnudáos hacían mejor caja que pasar el cepillo.

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