Al parecer el sistema ERTMS o sistema de seguridad del AVE costó 165 millones de euros para tenerlo desconectado. Un símil a las brujas o meigas gallegas: habelas hailas, aunque nadie las haya visto. Eso es el sistema de frenado del Alvia; habelo hailo, aunque nadie lo haya visto.
Este el mismo proceso que tenemos para asumir las responsabilidades. En todo territorio español llevamos los accidentes al mismo desgaste político. Empezamos por escuchar la calle que no tiene ni puta idea de lo que pasa. Después pasa a los responsables subsidiarios y a la politica, más tarde. Los años van pasando y lo que se podía solucionar en cuestión de poco tiempo, eso sí: con voluntad, envejece pasando de unos políticos a otros y de unos seguros a otros, hasta acabar encerrado en algún cajón fuera de la influencia o crítica que tuvo en su día. Pero es que los acontecimiento son así: tienen una subida y bajada, como los biorritmos del corazón, y si no que se lo pregunten a la princesa del pueblo: la Belén.
De todas maneras, hay un hablar por hablar, en cada uno de nosotros. Ponemos en duda hasta lo que dice el responsable del fenómeno. El conducto se echa la culpa de su mala conducción y hay contertulios que no le creen. ¿No sabrá él dónde ha metido la pata? Pues no señor. Ese individuo no sabe lo que dice. Pues vaya plan, si no sabe lo que dice y no sabe conducir trenes, ¿no tenía que haber pasado antes el accidente? Pues sí, debería haber pasado antes, porque de esa forma no sabríamos lo de Bárcenas, lo del yerno del Rey y las cacerías de éste.
Me alegro, me hayan hecho caso a la mención que hice del segundo maquinista, al menos le han preguntado si es legal y legítimo te llamen del centro de control por via interna, durante el trayecto. Al parecer sí es habitual esa práctica de comunicación. Al tiempo declara que hay que frenar de 200 a 80, tres o cuatro kilómetros antes de la parada.
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