el día del paro

Ayer, uno de Mayo, ni los parados salieron a la calle a vitorear a quienes les han llevado a esta ruina. Ya era hora que nos diéramos cuenta de que las huelgas, y este tipo de protesta de campaña sindical (empresarios del pueblo al servicio de las grandes empresas y al partido de turno, y que solo sirve para hacer creer a los trabajadores que hacen algo por ellos, y no es así). Son lo peor de lo peor para los empleados y empleadores. Debemos dejársela a ellos que viven de esta chorrada el salir a la calle un día festivo, cuando se lo puedes dedicar a pasear con la familia o ir a la playa o a los Balcanes. Esta es una triunfada para los políticos que ven como después de puta, apaleada. ¡Fuera los sindicatos! He dicho sindicatos. Por lo que no hacen falta ni de derechas ni de izquierdas ni de centro, ni de ninguna parte. Fuera chupópteros apaniaguados. Fuera garrapatas liberados. Amén a los que no participaron de ese despropósito encubierto. Tan encubierto como el Pacto de Estado, en el que solo cooperan los partidos para decidir cuándo y cuánto se llevarán del Estado, el más importante miembro del Estado que no participa es el pueblo, porque como ellos ya nos representan pues se lo llevan como si les hubiéramos dado permiso de hacerlo con el voto. En las próximas elecciones no hace falta coger papeletas, se las llevaremos en sobres con los deseos de los españoles, como si fuera a los Reyes Magos. Y hablando de reyes: ¿Cuándo nos deshacemos del que tenemos que para lo que hace, nos sobramos y bastamos? Lo más impactante es, que los Holandeses hayan cogido el relevo como si tal cosa. Estamos incapacitados mentales, y las castas parásitas lo saben y siguen lamiendo la sangre que nos chupan. ¡A ver cuando me hacen una buena chupada!