viernes, 16 de diciembre de 2022

Ay, Pedro, quién te ha visto

y quién te ve. 

 
Cómo pretendemos crear en la juventud una conducta aseada si tenemos a un presidente que dice mentiras... por verdades... 
Todo lo que la derecha le achaca, la revierte contra la derecha. 
Es un sistema de hipnosis colectiva aplicada a la izquierda para que se crean sus propios modelos de conducta, habiendo pasado por las agencias de hipnosis tipo MK-Ultra, practicada por los servicios de inteligencia, en Inglaterra. 
No es de extrañar, por tanto, que el presidente tenga esa postura de tranquilidad sin que se le altera, un gramo, la cara, al momento de mentir. Su mentira está arraigada en el subconsciente, con una naturalidad endiablada. Solo se le nota tenso, con la cara demacrada y los dientes apretados..., cuando Abascal le dice en vivo y directo a su persona, los detalles siniestros que él es incapaz de asumir conscientemente. Por eso mantiene una especial suspicacia contra cualquiera que no esté en su onda. Le pasa al enfrentarse a Felipe VI y al pueblo que le vitorea. 
¡Trágame tierra!, 
sería su deseo más apremiante en ese momento incapaz de controlar. Es el sistema empleado por ministros cuando se les hace rueda de prensa. Prefieren que piensen mal de ellos, que caer en el embolado de la inopia. De la falta de respuesta impuesta en el hipnotismo. Eso le pasa a Joe Biden y su perpetua desmemoria.

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