jueves, 8 de enero de 2015

se sentía, se notaba...

hace varios años que venimos, en este blog, informando sobre los locos de las religiones -que no son pocos. Comentábamos que debíamos saber a qué dios se le estaba dando los poderes naturales del hombre; porque no era normal que un dios que dice serlo, se desplace por el mundo incitando a la guerra, a las masacres, a quitar la vida a otros semejantes: ya tenemos en la Biblia aquellos hombres santos -llamados así por obedecer los mandatos de ese divino-, que mandaban matar a sus propios hijos en pro de esa voz del más allá. Pues veinte mil años de historia nos revela que seguimos siendo los mismos atormentados hombres que necesitamos un dios que nos diga qué debemos hacer y a quién debemos matar. El mismo dios que mandó matar a su hijo en señal de poder personal. Una forma de decir a los humanos que si mata a su hijo es capaz de terminar con la raza que él creó. Y de esta forma personal se hizo con un pueblo que de sesera tiene menos que una hormiga. Y se sirve de ellos para imponer una única religión, porque la variedad parece no gustarle demasiado. Y sobre todo, no le gusta que le dibujen, le caricaturicen, o le hagan o saquen chistes. No es un dios alegre. Tiene mala leche. Si le disgustas es capaz de hecerte una plaga para tí solito, o de joderte todos los días desde que amanece hasta que anochece; y si le cabreas más en sueños te da por el culo todo lo que puede y más. Y sin embargo todos nuestros dirigentes están vendidos a este Mafalda que les lleva por la calle de la amargura, aunque les ha dado los cromos en euros, dólares, etc., para que se sientan más imbéciles en su utilización en las finanzas y requiebros sociales. Para tenerles entretenidos y sus egos pasen a ser la via de escape de energías que alimenten su cuerpo etérico divino. Una entidad que bien sabe casar provecho de los humanos, por sus tonterías, sus idioteces, y sus mentes estrechas; porque solo hace falta ver las mentes de los divinos humanos convertidos a cualquier religión que se ponen histéricos si les nombras su dios o dices no creer en él.
En fin, los datos son los datos y los hechos son los que se están viendo en el mundo con el resultado de Francia. No se puede dar campo a quienes las puertas deberían completar sus vidas.

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