Después de tanto sudor y lágrimas por la muerte de centenares de miles de personas en los campos de concentración alemanes, resulta que sale alguien a desmentir dichas atrocidades. La misma persona asume el riesgo de decir que fueron Stalin y los rusos, los culpables del genocidio más grande de la historia humana. Algo así, como si fueran los rusos quienes hubieran o hubiesen dirigido, gobernado, los campos de concentración en vez de los nazis. Es evidente que el muerto judío Hitler, desde la tumba, allá en la Pampa Argentina, está limpiándose la culpa de semejante atrocidad. Con la complicidad necesaria por la Iglesia vaticana y nuestro amado gobernador imperial Francisco Franco, alias el Paco. Desde luego que no vamos a limpiar las culpas de lo realizado, contra la humanidad, por parte de Stalin, en este blog. Pero a cada uno lo que le toca por asesinos en masa..., que no por asesinos en serie, que también. Para eso se preparaban las mujeres de los nazis: asesinar a los presos políticos en nombre del Führer. Putanas que se vanagloriaban de ser nazis y revolcarse en el quinto elemento.
Ya hace tiempo que un rabino propagó la noticia de que el genocidio alemán no se había producido. Que era una historia mal inventada. Nadie judío podía mantener en mente la locura realizada por los sionistas judeomasones en tierra alemanas.
Al tiempo, ahora, han vuelto a dar otro giro de rosca para que su historia bien montada, penetre en la médula espinal de los habitantes del mundo. Yo creo que ya es tarde para hacer olvidar la ingente cantidad de personas, de familias, de los que no nacieron y podrían haberlo hecho..., todo por culpa de la progenie de una Dios furibundo, cruel y despreciable. El pueblo de Dios: dicen llamarse. Pues que sepan que dan asco y su dios: más aún.
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