En la biblioteca municipal del Hospital, en la calle Hospital, nos han cohartado la libertad de utilizar los ordenadores como se venía haciendo hasta ahora. Es evidente que al director del centro no le gusta ver a los indigentes que de las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde se agolpan en los ordenadores para pasar el dia; porque el director no debe saber que esos desarrapados del carajo, viven y duermen en las mismas puertas del centro. Pues a saber. Es posible que dentro de poco dicho individuo (flor de inteligencia), se le ocurra matarnos para que dejemos los ordenadores solitarios y en sus descansillos. Aunque los mismos estén insultantemente guarros por falta de limpieza. ¡Total para quién los ha de tocar! ¡Yo tengo el mío, en mi despacho! -Debe pensar el muy... ¡¿Mí?! Nuestro: querrás decir. Pero claro los funcionarios sois cosa a parte de los jodidos piojosos que vienen a este hermoso lugar. Pues lo mismo ha pensado esta sorprendente flor de invernadero (feminista, claro), cuando pide matar a los hombres y a los bebés varones. “Estoy harta de ser una fábrica de bebés que produce más
hombres, así que la única respuesta a eso es matar a los bebés y matar a
cualquier hombre que veas en la calle. Queremos que la especie
continúe, pero sólo con mujeres en ella. Así que eso es lo que tenemos
que hacer”, ha asegurado.
Ello nos lleva a pensar que lo que la gusta a esta flor de invernadero es la almeja. A ésta no le gustan las pichas sanas y decentes. Quiere comerse los coños y utilizar las pollas de todo a cien. ¡Estas señoras son de lo más natural del mundo! ¡Estas feministas son la polla! Hace falta ser subnormal y mala persona y feminista para tirar estos piropos hacia los hombres. ¡Haciendo amigos, que va la feminista!
De la misma manera se manifiesta el buen funcionario de la biblioteca. Mata al usuario y se amiga con la feminista, que debe ser otro funcionario.
Esta es la técnica de los trabajadores de las administraciones públicas. ¡Menos pensar, todo es cohartar!
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