viernes, 20 de agosto de 2021

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6 preguntas que debemos hacer sobre Afganistán Imagen del siglo I, en el XXI.

Este es el hombre prê-tà porter, a día de hoy. Un taliban al que todo el mundo quería cortar la barba y resulta que es el amigo más amigo de los diplomáticos de todo el mundo. Hasta a Borrell le resultó simpático el amigo, de los  enemigos afganos. Hace falta ser lumbreras... pero sin un atisbo de imaginación. 
Cuando la maldad hace escala en la mente de los individuos del poder... se borra todo cuanto existe más allá del ombligo del mundo. Eso es lo que le pasa al majadero, (que no marajá), Joe Biden. Un presidente de gobierno más estropeado que un muerto egipcio y más libidinoso que un gay en Benidorm. A un señor que le tienen que alejar a los niños de sus manos... no es muy de fiar. Y si peca de pedófilo en público... imaginemos lo que tiene que ser en privado y con el poder conferido por los norteamericanos. 
Tan es así, que tenemos la prueba de su salida de Afganistán echando hostias. No se ha visto nada igual desde el Diluvio Universal, que Dios tuvo que apretar a Noe a terminar la barca si no quería perecer por tardón. Los unos por incrédulos y los otros por tardones.
Ah, y no olvidemos que el muchacho Mojama se permite dar la espalda a los periodistas cuando no quiere responder más. ¿Es, tal vez, una forma de vender su cuerpo en público, enseñando el chasis por delante y por detrás? Claro, que, este tiene todo el derecho del mundo siendo el señor imperialista del planeta. Pero... ¿con qué derecho se permite el influencer español para no dar  explicaciones a nadie de su deber con los españoles? <<para lo que me queda en el convento me cago dentro.>>
Espero, con total sinceridad, que el burro Sánchez (a no ser que no le indulte la alcaldesa asturiana) le lleven al matadero en las próximas elecciones generales.

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