viernes, 20 de enero de 2017

hay reseñas

Tenemos toda una retaíla de experimentos con los seres humanos. Desde que bajaron los ángeles caídos, -que no dejan de ser restos de humanoides lanzados desde Marte, después de la gran catástrofe que asoló el planeta -, se dispusieron a mezclar Adn de ellos, con las hembras terrestres. Los gigantes, el centauro, el unicornio..., son algunos de los ejemplos de los que podemos encontrar referencias en el libro de los papas. La Biblia. Por tanto y lejos de semejantes distorsiones de la historia, los bajados o extranjeros, encontraron una humanidad que andaba sobre la faz de la Tierra. ¿Quienes o de dónde vinieron los terrícolas? Es la pregunta del millón. Por tanto, la raza terrestre no tiene nada que ver con los anunaquis que dicen andan por bunkers, como ratas de alcantarilla. Y, pienso, que es amoral que nos relacionen con seres tan avanzados, sin relación alguna con la superficie. Otra cosa es que los terrícolas en proceso evolutivo y conociendo esos datos ancestrales, intenten imitar semejante obviedad. Lo peligroso es que conociendo los antecedentes de estas mentes avanzadas terrestres, se dediquen a mezclar insidiosamente unos seres con otros. Baste decir que los experimentos sean evaluados para curar enfermedades, más que reproducir especímenes parecidos a la imagen. El dato más significativo fue la clonación de la oveja Dolly. En esto creo que están matando el tiempo.

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