Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y
en las bestias, y en toda la tierra, y en toda serpiente que se anda arrastrando sobre ella. Y así dijo e hizo Dios, ¿entonces por qué matarlos, herirlos, maltratarlos? ¿Acaso no somos nosotros los guardeses de todos ellos? ¿No dijo Dios reinarán, en vez de, serán los inquisidores de ellos? ¿No hemos oido decir que animales han salvado a sus dueños de una muerte inminente, arriesgando su vida y su orgullo de animal? ¿Son serán ellos, entonces, más inteligentes desde su posición de mente grupal, sensorial, mejor dotados que muchos humanos somos? No es de condición humana lancear a un animal por el simple hecho de sentirnos los amos del planeta, cuando nos levantamos contra nuestra popia condición animal. No puede ser verdad que nos hayan hecho guardeses sin ninguna responsabilidad.
Partiendo que
el presupuesto básico de las relaciones entre moral y derecho es el
hecho mismo de la humanidad, del factor humano, no tiene sentido hablar
de una moral predicable más allá de esa humanidad o moral entre sujetos
que no sean humanos ni de los derechos de los animales como tal. Reflexión de profesor de Deontología Jurídica.
Esta reflexión del profesor deja claro que los humanos hemos excluido a la raza animal de derechos, por el simple factor de considerarlos diferentes de la raza animal humana. ¡Bonito!
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