miércoles, 2 de septiembre de 2015

cabeza gacha

mientras caminamos mirándonos los zapatos, atentos a alguna moneda perdida en el asfalto: -que los tiempos no están para ir dejando céntimos abandonado-, o, evitar pisar una mierda de perro fresca que el dueño haya podido olvidar en mitad de la acera... En esos momentos de demora visual hacia las alturas..., aluviones de aviones cruzan por encima de nosotros derramando cantidades ingentes de nubes en polvo, condensadas en grandes bidones o aerosoles, preparados para ese menester.  Nubes en polvo que se van condensando a medida que van cayendo al suelo..., y se vuelven esponjosas y negras a medida que se entremezclan con la polución reinante en el ambiente: conjunto de componentes físicos, químicos y biológicos capaces de ocasionar efectos directos en el medio. Y estos efectos directos provocan cantidades de iptus, a gentes cada vez más jóvenes. Al margen de que tengamos unos veranos más calurosos cada vez, e inviernos más largos, cada vez. Así el otoño y la primavera se están borrando de la naturaleza y por tanto, de los libros de naturales.  Chorros de polvo que se convierten en cúmulos a medida que se extiende en el aire. Experimentos de geoingeniería

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