viernes, 21 de agosto de 2015

la caída de Tsipras

En los países civilizados el dinero compra y deshace una democracia igual que en el Tercer Mundo le da cuerda a un dictador. Grecia decidió perder a conciencia y ha terminado perdiendo a traición. Europa advierte que esto de la UE tiene una trayectoria fija y aquí no valen políticas complementarias. Tal es su fuerza que a un tipo con modales de esperanza le hicieron dar vueltas hasta travestirse de estafa. Entre unos y otros, a los griegos les han negado hasta la desobediencia. El final de Tsipras es el Fin de partida de Samuel Beckett. Todos despedazados. El próximo candidato al crematorio político es Pablo Iglesias y Podemos. Al liberalismo siempre le ha interesado la escena de la horda. La imagen revanchista del pueblo que no sabe pedir lo suyo (Umbral). Eliminada la reina madre, los zánganos son la plaga a fumigar. Ya no hay que disimular. El bipartidismo va chipén. Lo que importa es la amenaza y no el letrero. El coloso Tsipras se convirtió en pitufo, acosado desde Bruselas y perdido desde sí mismo. Parece cruelmente lógico que el final de Alexis Tsipras fuese dimitir de esta manera, vencido y con Grecia empujada hasta el infarto económico por una agregación de impericias, estupideces, desafíos, acosos, irresponsabilidad y desconcierto.

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