martes, 25 de agosto de 2015

a Santiago voy, de Santiago vengo

este año están haciendo que el Camino a Santiago conserve los tres requisitos básicos: ir porque sí... ir por vocación realigiosa... ir por interés histórico..., intentando que la gente no se de cuenta de que los buitres que te encuentras en los pueblos te saquen los ojos. El Camino está siendo un asalto a mano armada contra el peregrino. Del año pasado a este año han subido los albergues, han subido los bares y restaurantes y han subido las acreditaciones. Hasta la misma iglesia o párroco de la misma te sablea 0,50 céntimos si te descuidas. Y encima te pregunta por qué te pones así por 0,50 céntimos. ¡Hombre! si no me los intentaras quitar..., tal vez los dejaba como propina. En la acreditación te pone que es cosa voluntaria el 1,50 que te cobran por conseguirla. En Roncesvalles te cobran dos euros más los 8 E por el albergue. En las oficinas de los amigos del camino te cobran 3 E, en Valencia, es decir, en cada sitio te cobran lo que les da la gana por la acreditación, aunque en la misma pone 1,50 por donativo; menuda voluntad cuando te especifican que son 1,50. Y con esto y el tiempo van a conseguir que la gente deje de ir. Es decir: españoles van pocos; los extranjeros se darán cuenta que vale más ir al Caminito del Rey, Málaga, que ir a Santiago. Esto haría que los cuatreros que te vas encontrando en el Camino Aragonés dejen de atracar a los pobres visitantes. Pero... Claro... Como son tontos y vienen por una sola vez, se les puede robar impunemente. ¡Pues ya veremos!
En el grupo que formamos tuvimos que quejarnos en varios sitios cuando en un menú de 10 E, al que llaman del peregrino, el primer plato de espaguetis te lo sacaban en plato de postre.  Llegamos a decirles que si lo sacaban en plato de café con leche tendrían para más raciones. ¡Algo demencial, oiga! Otra cosa curiosa es que los albergues están compinchados con los bares y no disponen de cocina o utensilios para cocinar. De esta manera te obligan a ir a comer a los bares o comer de bocadillo, de lo poco que encuentras en los supermercados. Y, encima, en estos supermercados los precios son disparatados, las calidades ínfimas y el servicio falto de interés.

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