lunes, 4 de mayo de 2015

Rita en la Malvarrosa

El sábado atardeciendo/la Alcaldesa, por voto,/ á la Malvarrosa posó pie,/ y en recorriendo el paseo/ vino á darle sed./
Metióse en la Alegría de la Huerta,/ á reponer su sequez,/ y con ella entraron.../ treinta y siete, á beber.../á comer.../ á marujear/ Corte de la Faraona/ con su traje azul, masón,/á juego con el blanco/ de servilletas y mantelón.
En derredor de mesa en U/ les doy plante y dejo comer,/á sabiendas que la chequera/ corresponde á los de apie./y cuyo dracma/al Ayuntamiento alcanza.
Otros... como yo.../ en solaz situación,/presentimos... ,/que á la Alegría de la Huerta/este año,/ le crecrecerán.../ buenos pepinos.
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Fábula de D. Nicolas Pérez Jiménez
 Una altiva y lozana enredadera,
de su crecer veloz entusiasmada,
á una humilde violeta que yacía
á sus pies reclinada.
habló de esta manera:
-Vimos ambas la luz el mismo día
y te excedo mil veces en altura.
¿Cómo no te sonrojas á mi lado?
Sin perder la violeta su frescura
replica á la altanera:
-Tu elevación la debes al tinglado
de cuerdas que te armó la jardinera,
pues, si en tus fuerzas sólo confíaras,
los suelos cual culebra rastrearías.
En cambio, mi modesto crecimiento
yo, propia lo sustento,
y, libre de sostenes,
me río de tu orgullo y tus desdenes.
¿Qué sería, en el mundo, de los vanos,
con los ajenos méritos ufanos?
Lo de la enredadera
sin una habilidosa jardinera.
Válido para todos los politicastros que gobiernan nuestros lares.

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