La India parece estar decidida a mostrarle el camino a
seguir a las élites del mundo: un futuro distópico propio de las
películas de ciencia ficción, pero que va camino de convertirse en
realidad.
Los diferentes proyectos de ciudades de alta tecnología,
actualmente en desarrollo en la India, acrecentan las preocupaciones de
que estos nuevos enclaves urbanos van a anular las leyes locales y que
usarán los más modernos métodos tecnológicos de vigilancia para mantener
fuera de sus muros a los pobres.
Actualmente, se está construyendo la Gujarat International
Financial Tec-City, que se alza cerca del río Sabarmati en Gandhinagar,
la capital del estado indio de Gujarat.
Entre sus edificios de alta tecnología, hay una torre de 410
metros y las Gateway Towers, de 362 metros de altura.
Para el año 2021, los creadores de Gift City (ciudad regalo), tal
y como se la conoce popularmente, se comprometen a rodear estas torres
con infraestructuras de “primera clase” que proporcionarán a sus
residentes electricidad y agua, un “sistema de refrigeración para todo
el distrito” y un sistema de eliminación de basura automático, que
enviará los residuos a toda velocidad a través de tuberías de
alcantarillado, a 90 kms/h, más rápido que la mayoría de trenes indios.
En el corazón de Gift City hay el “Centro de Comando y Control”,
que mantiene el tráfico en movimiento sin problemas y supervisa todos
los edificios a través de una red de circuitos cerrados de televisión.
En un país donde más de 300 millones de personas viven sin electricidad y
600 millones no tienen ni tan solo acceso a los aseos, esto representa
casi un insulto.
Pero curiosamente, Gift City solo es uno de los cientos de
proyectos similares que el gobierno indio busca repetir por todo el
país.
Recientemente, el gabinete indio dio luz verde a un plan de
13.800 millones de euros para construir 100 ciudades inteligentes y
remodelar otras 500 ciudades y pueblos en los próximos cinco años.
Sin embargo, muchos expertos y planificadores temen que tales
ciudades, de llegar a construirse, pueden desembocar en un apartheid
social, donde los pobres quedarán relegados fuera de sus muros y que
serán gobernadas por poderosas entidades corporativas que podrían anular
las leyes y los gobiernos locales para “mantener fuera” a los pobres.
En una conferencia sobre ciudades inteligentes realizada en
Mumbai en enero, el economista y consultor Laveesh Bhandari, describió
las ciudades inteligentes como “enclaves especiales” que utilizarían los
precios prohibitivos y la dureza policial para evitar que “millones
de pobres indios disfrutaran de los privilegios de estas grandes
infraestructuras. Esta es la forma natural que toman las cosas”,
apuntó Bhandari, “porque si no los mantenemos fuera, van a
anular nuestra capacidad de mantener dichas infraestructuras en
funcionamiento”
Las declaraciones de Bhandari desataron una gran polémica en los
medios de comunicación social y el economista se ha visto obligado a
justificar sus opiniones: “Yo estoy describiendo la inviabilidad
y inconveniencia de una visión irreflexiva de las ciudades
inteligentes. Cuando se invierte tanto sin pensar en servicios y
viviendas de bajo coste, entonces el resultado final será la creación de
estructuras para mantener alejados a los pobres”
En su forma actual, afirma Bhandari, las ciudades inteligentes
son esencialmente Zonas Económicas Especiales (ZEE); zonas de negocios
neoliberales exentas de impuestos, derechos y leyes laborales estrictas.
Estas ciudades están sujetas a lo que los urbanistas dicen que es
una forma de “gobierno privatizado”, debido a una enmienda
constitucional que deja a los gobiernos locales sin poder, lo cual, de
acuerdo con Bhandari, las hace intrínsecamente excluyentes.
En julio pasado, el gobierno recién elegido del primer ministro
Narendra Modi, asignó 1.000 millones de euros a su plan de “100 Ciudades
Inteligentes”.
Estas ciudades inteligentes representan una excusa clave para que
el gobierno impulse una controvertida ordenanza de adquisición de
tierras, que acaba con las garantías sociales para aquellos cuyas
tierras son adquiridas por la fuerza.
Sin embargo, nadie está seguro de cómo serán estas ciudades
inteligentes ni para qué servirán. El ministro de desarrollo Venkaiah
Naidu, afirma que las ciudades inteligentes “tendrían agua
potable, suministro de energía seguro, transporte público eficiente y no
estarán contaminadas ni congestionadas. Dispondrán de una
infraestructura física, social, institucional y económica inteligente y
garantizarán oportunidades de empleo a los residentes y una muy alta
calidad de vida, comparable con cualquier ciudad desarrollada europea”.
Y este énfasis repetido en la alta gama y calidad superlativa de
estas infraestructuras despierta la gran pregunta: ¿quiénes serán los
habitantes de estas ciudades inteligentes? ¿A quién están destinadas?.
La respuesta nos la podría dar Pálava City. Esta ciudad
inteligente, actualmente en construcción, se dice que dispondrá de
anchas y limpias calles, transporte público, centros comerciales,
multicines y viviendas de lujo, incluyendo un barrio residencial
equipado con su propio campo de golf.
Para asegurarse de que ningun indeseable penetrará en sus calles,
Pálava planea suministrar a sus residentes “tarjetas de
identidad inteligentes”, y los vigilará mediante un sistema de “vigilancia
inteligente”.
El énfasis en la vigilancia subraya la naturaleza elitista de
estas ciudades inteligentes, según afirma el académico y autor Pramod
Nayar.
“Las ciudades inteligentes serán espacios fuertemente
vigilados, donde solo a la gente elegida, es decir, a los consumidores
económicamente productivos y a los empleados a su servicio, se les
permitirá caminar y viajar con libertad, mientras que la vigilancia
ambiental y ubicua se aplicará para hacer un seguimiento de aquellos con
previsibles conductas ‘antisociales’. Serán más una fortaleza que una
ciudad heterogénea, debido a que están destinados sólo a clases
específicas de personas”.
En estas ciudades, una clase será servida, mientras la otra será
vigilada, contenida y aislada.
“Tener islas de ciudades inteligentes y servicios propios
en medio de un vasto mar de pueblos empobrecidos conduce a lo que los
estudiosos urbanos han calificado como la yuxtaposición de la ciudadela y
del gueto”, dice Sai Balakrishnan, dedicado al estudio de los
conflictos de tierras y la urbanización en la India. “Si el
gobierno tiene éxito en la construcción de estas primeras 100 ciudades
inteligentes, pero no hace nada para aliviar la pobreza y los malos
servicios en las áreas circundantes, eso bien podría llevar a una
situación políticamente volátil. Visionar claramente las desigualdades
espaciales genera desconfianza social e incluso violencia”.
Este modelo de desarrollo de la India y sus problemas aparejados,
puede parecernos un ejemplo muy alejado de lo que sucede y sucederá en
otros países occidentales.
Pero en realidad, es un indicativo claro de hacia donde se
encamina la sociedad del futuro.
La destrucción de la clase media, fruto de un colapso económico
llevaría a la creación de tan solo dos grandes clases sociales: una
clase alta y rica y una clase baja y pobre.
Ya vivimos en un mundo donde hay enormes diferencias entre el 1%
más rico y el 99% restante y tal y como hemos visto estos últimos años,
el proceso de segmentación se acelera.
Los proyectos de la India son solo un ejemplo de la sociedad del
futuro. ciudades de alta tecnología para super-ricos, dotadas de todos
los servicios y controladas por grandes corporaciones privadas y zonas
pobres, en la que las clases bajas vivirán hacinadas y aisladas.
Es el modelo que están construyendo para todos nosotros y los
primeros indicios de ello los tenemos ante nosotros y la mayoría de
gente parece demasiado distraída con estupideces para reaccionar e
impedirlo.
“Bienvenidos” al neo-feudalismo tecnológico…
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