Junto al cadáver de un suicidado se encontró una carta, escrita por él mismo, y en la cual se reseñaba
Sr. Juez:
No culpe a nadie de mi muerte puesto que me quité la vida, porque en poco más de dos horas, que estuve pensando, llegué a la conclusión de que no sabía, ni quién era en este mar de desgracias.
Verá Ud., Sr. Juez, tuve la desgracia de casarme con una viuda, que tenía una hija; (de haberlo sabido no me hubiera casado con ella.)
Mi, padre, para mi desgracia era viudo, se enamoró, y se casó con la hija de mi mujer, de manera, que mi esposa era nuera de su suegra, y mi hijastra se convirtió en mi madre.
Al poco tiempo, mi madre o bien significando lo mismo: mi hijastra trajo al mundo un varón del cual yo era abuelo y hermano.
Al correr del tiempo, mi mujer trajo al mundo un varón el cuál era hermano de mi madre, y mi mujer se convertía en bisabuela de mi propio hijo; en este caso yo soy padre de mi madre, y mi mujer es mi abuela, madre política de mi padre, y yo soy mi abuelo.
Sr. Juez, me despido de este perro mundo, del cual en estos momentos, no sé lo que represento ni lo que soy.
firmado: yo; Cirilo Llacer, 1928.
Carta en poder (de)l que llamaremos Pepe, que bien podría ser el nieto, biznieto, hermano, cuñado, suegro o... vaya ud. a saber, con esta carta en su haber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario