Esta mañana Maruhenda defendía la oligarquía Marianista hasta las últimas consecuencias, olvidando el golpe de efecto político en el que se encuentra el PP, ahora mismo.
Mariano, "El Corto, no sabe, ni sabrá, de dónde le han llovido las ostias, porque desde el primer discursito del 2011... no volvimos a verle hasta que apareción en 2D en una rueda de prensa, y para decirnos que la luz del túnel estaba encendida. Y es que Mariano debe introducir algo extra en los puros que se fuma, y en los que se introduce por el ano de Baal. Aquél que veneran los amos del mundo. Cuyo fragor prostático le tiene sumido en una neblina y abstraído del mundo en el que vive. De todas maneras, no solo es Mariano quien está en la inopia más sabática... sino que la mayor parte de los componentes del PP están a la Luna de Valencia... y si no que se lo pregunten a la del caloret: Rita, la caliente. Y encima de que meten la pata hasta en la sopa de ajos, resulta que el resultado no la gusta y se disgusta con los valencianos por haber votado en su contra. ¿Pensaba que la ciudadanía valenciana la iba a perdonar no saber valenciano, joder la presentación de los falleros y falleras, en la Cridá, y su embriaguez a todas luces manifiesto en presencia de la fallera mayor infantil? La vergüenza es claro que no fue suya sino la de todos los valencianos que recorrieron las redes sociales y quedó estampado en los vasos cerámicos de Manises. Las tiendas todo a cien de los chinos está incrustada su estampa en postales y realces fotográficos. Lo que no saldrá es la expresión cuando supo lo de las votaciones, donde se quedó helada, y sólo pudo decir: "que ostión, que ostión, nos han dado".
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