Iglesias no tuvo más remedio que defenderse de "el fascista cheposo", que le brindaron los estudiantes de la Facultad de Políticas. Tal vez, Iglesias, no esperaba que los integrantes del grupo "Frente Obrero" le fueran a conocer... una haciéndose el tullido; otra poniendo cara de Casposo. No coló. Los estudiantes lo reconocieron y vieron en él al sinvergüenza que anida en su interior. El problema de Iglesias es que en poco tiempo y aprovechándose de muchas circunstancias -ninguna leal- ...se ha conertido en el Conde de Montecristo que apareció un día lleno de pasta sin saber -nadie- de quién se trataba. Solo hubo uno que tuvo una intuición... que de poco le sirvió... Le introdujo en su casa y ahora anda insomne por Moncloa para que no se le lleve los candelabros de plata, ni la cuberteria de ídem..., no vaya a ser que le aprese la policía y, encima, tenga que dar la cara por él. Ya habéis sabido que el insomne es Sánchez: que se pasa las noches deambulando por los pasillos y cámaras de la Moncloa, como si por la Zarzuela se tratase. Está el servicio muy preocupado por la conducta de Sánchez al pasearse semidesnudo bajo una gasa de seda transparente, y repitiendo: "Lo sabía", "lo sabía", "lo sabía". Ríete de Madame Bobarí.
A Sánchez..., el abracito cachondo que se dieron y algún que otro beso mariconçon en el Congreso, ...le va a costar caro. Iglesias es un pájaro de cuidado y, frente a Sánchez, un pirata de parche en el ojo y cacatúa en el hombro. Aunque, Sánchez, también, presume de cacatua a su lado.
En fin, que entre piratas suenan los trabucos y se afilan las navajas y, Sánchez, es el objetivo de Iglesias a ocupar su sillón. Lo que Sánchez no va a poder hacer en el caso catalán, van a intentar elevar a Iglesias al grado sumo de la masonería e imponer las condiciones que la secta quiera. Todo un voluntariado con carisma de mandato. Es el tiempo de la masonería reformista y, la Iglesia, está en su punto de mira o del ojo que todo lo ve, desde la cima de la pirámide. El Chepa de Notre Dame, está preparado para devolver mal por bien, y a gusto de su Monseñor. Adiós, lerdo de pope Franc.
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