Claro que en 47 ó 48 millones de españoles que somos, más los que han venido de fuera... nos juntamos un buen montón. 193 no es una estadística..., es una cifra que no convence al respetable vociferar la alarma ante lo que nos podemos encontrar en un momento determinado. Porque, como nos vienen anunciando de que la enfermedad puede pernoctar 15 ó 20 días, estamos ampliando el círculo al mezclar los que ya lo han incubado, los que están a punto de eclosionar, los que se están infectando... Esto no tiene descanso si no hay alguien que ponga veto a la dejadez y se lanza a la persecución del virus poniendo de su parte lo que haya que hacer, por atajar la pandemia; porque ya es una pandemia mundial, por mucho que nos hagan ver que China, hoy, está limpia de polvo y paja. Hasta han lanzado a Internet imágenes de la limpieza de los cielos y la carencia de contaminación de las calles en las ciudades chinas. Ha hecho falta un virus para paralizar toda la industria china y así, limpiar de migraña y podredumbre, la contaminación atmosférica. No me creo nada. Y seguiré desconfiando de los chinos y del gobierno chino. Los chinos trabajan todos como agentes del Estado. Por donde van copian todo lo que encuentran, aunque estés haciendo de caganer en el Belén del pueblo. Y, digo del pueblo, porque ya no hay belenes en las ciudades. Nos hemos vuelto tan pijos e iluminados, que detestamos todo aquello que desconocemos y que pertenece a la historia. Nuestra Historia queramos o no.
Pues amigos;
la cuenta para unos es hacia arriba y para otros en retroceso, suponiendo el grado de contaminación que estés dispuesto a admitir. En Valencia, la aglomeración en la mascletá es de grado supino, y la gente no tiene ni medio gramo de sesera cerebral. Después van quejándose de que deberían haber cerrado la plaza y haber sentido la tronada desde la TV.
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