su libro, su reportaje satanista del Cambio Climático, y su Iglesia de la Climatología. Un triángulo al más puro estilo las Vegas. Y lo más curioso de todo ello es que tiene fans por donde va. Aquí en Valencia proyectaron el bodrio, y la gente se santiguaba como señal del Juicio Final. No hay mejores estudios que los satanistas hollywoodienses.
Mira que somos lelos y gracias a la Tv... tenemos la mentalidad para dilucidar un rato y el resto, basura craneal.
Pues gracias a ese libro se pasea por los países de medio mundo inculcando miedo a diestro y siniestro. Y haciendo bolsa a la causa. Como si él fuera el redentor al cambio. Un cambio originado desde las altas esferas militares americanas, con capacidad a los cambios atmosféricos gracias a las estelas químicas que sueltan los aviones del ejército del ídem.
No hace falta escribir que Al Gore tiene conocimiento de estos militares proyectos, desde hace mucho, mucho tiempo. Pero qué mejor que echarle la culpa a la superpoblación, a las vacas y sus pedos, y la falta de alimento para poco tiempo: según la OMC o las ONG del miedo. Y, todo, amigos, para decirnos indirectamente que nos muramos cuanto antes porque tienen, Ellos, miedo, de no tener víveres para el resto de sus vidas. Por, tanto, hay que durar todo lo que se pueda. Echarle voluntad de supervivencia para hacer que Ellos mueran de un síncope de pavor. Después ya sabremos como salir de lo que nos depare el destino.
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