viernes, 27 de julio de 2018

la inseparable eterna

Oh, muerte dulce dulce muerte...
que apacientas los dolores,
aquietas los temblores,
y agudizas los sentidos...
Sentir quiero 
antes de enfrentarme al suero
torbellino de fotogramas.
En este instante placentero
me saturan los recuerdos 
y, la mente, queda, 
de ellos, preñada.
Solo, en lecho,
me enfrento a la pantalla
que rauda plasma
los hechos esgrimidos.
Y se van deshaciendo 
como se deshacen los sentidos,
el cuerpo y todo lo vivido.
¡Nunca he existido!
Mi estancia ha sido
como vida holográfica:
y se deshacen pixel
y se deshacen dixel.
Volviendo el blanco roto
que, al nacer,
contemplaron mis ojos.
¿Estoy vivo, o, 
muerto continúo?                                                 
¡No estoy seguro...!

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