martes, 10 de octubre de 2017

entre Dios y el Demonio

¿qué creemos ser?
Dios creó a Lucifer a su imagen y semejanza y le dio el poder de gobernar la Tierra. Lucifer moldeó a los hombres y les dio la potestad de gobernar sobre los reinos inferiores: vegetal y animal; mas,  Su esencia, era de baja intensidad conforme a la esencia del planeta. El hombre aspira a su creador y no eleva su intensidad porque el plano material se lo impide. Mas, entiende y capta, que algo elevado gobierna otros planos y aspira a ellos. ¿Cómo? Renunciando a la objetividad de observar y transformar y transferir.
Los humanos hemos puesto nombre y veto a todo aquello que consideramos inocuo a nuestra visión transcendental. "Lo que no veo, no existe". Y a lo que existe, le pongo un calificativo de bueno o malo. De aquí que, aquello a lo que en un momento de la existencia le puse veto, ahora se lo quito. De aquí que, fabrico una religión, la doy forma y al tiempo, veo que no tiene sentido. Y todo el castillo de naipes cae por su propio peso.
La religión parte de una premisa  igual. Se elige una figura, se eleva a los altares, se fabrica su idiosincrasia y termina, al tiempo, siendo algo inicuo al individuo. Los hombres afines al molde se dan cuenta que su razón de ser, es contraria a su razón de existir. El demonio pide pleitesía a sus moldes, y el individuo pierde el tiempo en un Dios mayor, que no sabe si existe. Sabiendo que, para elevar la cabeza, hace falta ser consciente del resto del cuerpo. Y, aquí, tenemos a los curas que han predicado sin dar ejemplo; o tal vez estén en el camino recto de bajar al alfarero, para alcanzar al creador. 
El Papa nos habló de la tomadura de pelo con el Infierno y el Cielo. El Papa recela de Dios, y se alista al Infierno de Dante con sus distintos estadios purificadores. Sus muchachos están recelosos del celibato, y se adhieren al pecado como pleitesía a su señor Lucifer. Famosos curas como el Legionario de Cristo mexicano Marcial Maciel, en la que no faltaban abusos sexuales a seminaristas, consumo de drogas y relaciones sexuales con mujeres (con las que habría tenido cinco hijos). Ahora salta a los medios el sacerdote salmantino Óscar Turión, de la misma orden, quien pide perdón por sus dos hijos habidos en convivencia con una mujer. Es verdad que le ha costado tener el segundo hijo, para darse cuenta del desliz hacia la feligresía. Y, ahora, aspira a darse golpes de pecho para justificar lo que ha condenado en los demás. El castillo de naipes está a punto de desmoronarse.

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