miércoles, 4 de octubre de 2017

¡cuidado con la psicología del buenismo!

el buenismo no apunta buenas maneras y hace sucumbir la gloriosa restauración de un problema.
Las frases como:
-el otoño es el domingo del año.
-aquellos que necesitan ser amados, pocas veces encuentran lo que buscan.
-corazones de hielo: personas con problemas para expresar sentimientos.
y frases como estas las hay a millares en Internet. Frases que son contraproducentes para las personas que no consigan estar a la altura de sus significados. Por cierto: no tienen significado alguno.
son frases rimbombantes que no tienen calificativo o utilidad, para el orden o desorden en el que se encuentre una persona.
solo son eso: frases imbéciles que hacen personas espirituales o espiritistas. Crean una mente inestable, sobre la mente inestable que tenían. 
acoplo una espiritualidad a mi personalidad, para desconectar de la realidad que me embarga. Es decir, escondo el problema bajo una capa de sensiblería espiritual. Sin saber que: 1. el problema primario no está solucionado; siendo esta solución quien me daría la verdadera felicidad al ser consciente de su solución. 2. Esa personalidad rayando el absurdo, me creará otro problema añadido al primero, porque no es real, es ficticio. Por tanto, me atraerá circunstancias que no sabré resolver. Es más: me enfadaré cuando alguien me lleve la contraria en cuanto al cuadro buenista que me he creado. De normal, son cuadros impostado, porque otros me dicen que debo ser o parecer al significado de la frase buenista.
¡Qué cantidad de tonterías nos montamos los humanos para no llegar a ninguna parte! No necesitamos a nadie a nuestro alrededor que nos dé aquello que ya tenemos. No necesitamos signos astronómicos o señales premonitorias que me mantengan impaciente por que lleguen; los humanos recibimos las cosas cuando no las necesitamos, o eso creemos.
-¡Señor que llueva! Hoy no, Señor, que voy de excursión y me viene mal.
-Señor dame un hijo inteligente! Gracias, Señor, por haberme dado un deficiente mental... siempre he querido ese hijo: son más cariñosos que los normales.
-¿Qué dijiste que eras, mi niña? 
Prostituta.l
Ah, creí que habías dicho protestante.
Estas idioteces son, en nuestro medio; como las burbujas de los peces en el agua.
Ni todas las frases bonitas, juntas, llegarían a definirte como persona.

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