Y es que no tienen nada que hacer frente a Abascal y su grupo de diputados.
Casado y Sánchez han determinado unirse y seguir con el chiringuito durante otros cuarenta años subidos al poder que no pueden, por falta de racionalidad, ostentar o sustentar. Mientras que, Abascal, se les adelanta en las encuentas de opinión, y en el arte de sumar, a su causa, a los dirigentes políticos de otros países afines a su partido. Así ha conseguido reunir a un grupo indefinido de presidentes políticos para un encuentro afín, en Madrid. Cosa que le ha sentado a cuerno quemado, al memo de la Moncloa; y no te cuento al memo de Génova 13. El señor Casado disfruta de una fiesta indefinida, interminable, muy superior a la que asistió el memo de Rajoy en su transformación en bolso de Todo a 100.
Todo es cuestionable... en la memida que Casado y Sánchez son sometidos, desde Europa, a un camino de opresión, omisión, y descarte, a los intereses de los españoles. Tanto sí bwana a los intereses de Alemania y Francia, ha conseguido que los españoles vivamos ─no tardando mucho─ en la más completa de las miserias. Miserias contraídas con tanto dinero recibido y mal empleado. No hace falta decir, se oye en la calle, la atmósfera (y no es cambio climático) de rabia y decadencia de nuestros empresarios ganaderos, terratenientes, transportistas, horticultores y fructícolas. Ninguno llega a fin de mes con tanto quebranto en los precios del carburante y abonos, en general.
No me extraña que estén rabiosos la camarilla apesebrada del socialismo viendo que, en las próximas elecciones, se ven desplazados, desmantelados, por mucho que Casado haya y quiera echarle una manita a su amigo Sánchez y sus compañeros de armas etarras y separatas...
Adiós, Casado, no ha gusto de haberte conocido, como tampoco lo tuvimos con un impresentable personaje de tu partido, como fue Rajoy. Y, ahora, cual paloma zapateril, se dedica a ir por los platós y antenas, haciendo una pantomima de animal de bellota. Qué digo de bellota, me perdonen los cerdos, de pepino rectal.
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