viernes, 3 de febrero de 2017

vini, vidi, vinci

o lo que es igual: soy el puto amo. 
Carolina Sanín.Este es el hombre: este es Jack. El parido por el culo. Todo el mundo pensaba que se llamaba Trump, pero en realidad es Jack; el muchacho aquél que buscaba la buenorra de la tía aquella para darle un frasco de colonia que sintonizara las energía de macho Ibérico, por la del mamarracho sintético de muñeco de todo a cien.
Trump se ha hecho a sí mismo. Ha buscado dentro de su interior y se ha dado cuenta que ha estado sujetando a la bestia que intentaba salir, emerger, desde su infancia. Se ha dado cuenta de que el mundo que le rodea está en su contra y él, contra el mundo. No le importa. Se sabe capaz de controlar el planeta porque él es la fuerza y la fuerza es él. Está luchando por hacer del mundo... un mundo como él: luchador, corajudo, rombolesco. Nadie le levanta la voz sin que se vaya escaldado. Si no que se lo pregunten a su homólogo presidente australiano... -y no porque esté al otro lado del mundo y el agua del grifo vaya en sentido inverso al occidental-, ...tiene que meterse con Trump. Trump no lo aguanta, y se lo dice. 
Y desde España pedimos un Trump que ponga patas arriba a toda la plebe que gobierna con mano de hierro los asuntos de los ciudadanos; y los asuntos propios con mano de guante blanco y robo de chorizo callejero.
Los ciudadanos pedimos se devuelvan los euros de las arcas del Estado, cuanto antes. No hace falta esperar a mañana lo que bien pueden hacer hoy. Estoy seguro que con la devolución de los Eres, la Gürtel, Pujol y Mas, y más mangantes por igual... las arcas quedarían lo suficientemente llenas para que rebosen por los bordes.
¡Pues manos a la obra, ya! 

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