No quepo en mí de gozo al saber que el calendario Maya que tengo en casa no predice exactamente el fin del mundo para el 21 de Diciembre de 2012. Pero me pregunto qué hago yo ahora cuando he vendido el piso, me he separado, me he casi gastado los euros y encima tengo todo un mundo por delante para ir a Benidorm las veces que me dé la gana. No hay derecho a que los dioses venidos, ha saber de qué lugar, nos tomen el pelo con siglos de antelación, eso, sin contar con el acojono y congoja que me ha precedido hasta el día de hoy.
Si por el hecho de pensar, como lo estoy haciendo, se es pecador mía y sólo mía es la culpa, aunque también perdonaría si en la fecha señalada no se cumple la predicción.
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