martes, 5 de agosto de 2008

A una mujer pidiendo, vi

A una mujer pidiendo, vi,
hablando con dos perros, estaba,
la cabeza y cola meneaban
mientras absortos la miraban.
Compasiva les decía
que esa noche no cenaban.
Absorbían a lametones
las derramadas lágrimas,
que por sus mejillas bajaban.
A cada tanda, la lengua,
sus hocicos relamían,
esa sería la sopa
que por la tarde tendrían.
Esta es la diaria vida
de los caninos y la mendiga.

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