jueves, 7 de agosto de 2008

Con el pie suspendido

Con el pie suspendido,
descansando sobre la enea amarilla
de silla respaldo alto,
mira con ojos castaños la calle,
reposada la media caña en el marco.
Sonríe a la venida de pensamientos
de hondo calado, y suspira...
Recuerdos traídos de amores mundanos;
caricias prohibidas;
besos arrebatados;
y suspira...
Cuántos acordes vibrando
en el instrumento(cuerpo), joven,
sobre sábanas de raso
y suspira...
Todo ha pasado.
Sonríe a la vida que se lo ha dado
y suspira, levantando de la silla
el pie posado.
Aunque camina despacio
su huella en el piso va dejando.
Y sonríe. Algún día volverá a soñarlo.

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