Con el pie suspendido,
descansando sobre la enea amarilla
de silla respaldo alto,
mira con ojos castaños la calle,
reposada la media caña en el marco.
Sonríe a la venida de pensamientos
de hondo calado, y suspira...
Recuerdos traídos de amores mundanos;
caricias prohibidas;
besos arrebatados;
y suspira...
Cuántos acordes vibrando
en el instrumento(cuerpo), joven,
sobre sábanas de raso
y suspira...
Todo ha pasado.
Sonríe a la vida que se lo ha dado
y suspira, levantando de la silla
el pie posado.
Aunque camina despacio
su huella en el piso va dejando.
Y sonríe. Algún día volverá a soñarlo.
jueves, 7 de agosto de 2008
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