Esta mañana me encontraba
como caballero armado
en mi puesto de vigilante.
(cogiendo moscas)
De pronto... por mi lado pasa
una bella doncella
que alegre saltaba.
(Bueno... más corría que saltaba)
En su rostro se apreciaba
la congoja que la embargaba.
(¡Ay! Que pierdo el tren)
Quedeme un poco admirado
por la belleza de la joven,
y absorto pensando...
(¡Joder! Si te pillara)
Al momento, dos gañanes la seguían
cual gamos en celo;
entre ellos se decían:
¡Cómo corre la condenada!
"Corre, corre... que correrte hemos
cuando te alcancemos".
martes, 5 de agosto de 2008
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1 comentario:
Bueno, parece que ya le has pillado el truco a esto del Blog.
¡¡ Ánimo y adelante !!
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