martes, 5 de agosto de 2008

¡Oh, Dios! ¿Por qué...

¡Oh, Dios, ¿Por qué
me atacan con furia
escenas ya pasadas?
¿Por qué, no se derrumba
la estructura de la mente,
fábrica: de pensamientos hirientes?
¿Por qué de la seca fuente
no brotan las aguas,
como de las cenizas
el Ave Fénix?
¿Por qué no,
la varita mágica
de la atención plena,
recompone las moléculas
del disperso espíritu?
¿Por qué, me pregunto,
siento vacío en mi interior,
cuando todo él está creado
con Inteligencia, Voluntad y Amor?

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