Así ha saludado la presidenta de Madrid, Ayuso, a toda la plana mayor de la zurda y la diestra. A todos aquellos que, diariamente, la someten a una somanta de palos que para eso son zurdos y no se llevan la diestra.
Imagino que pasar ese trago debe ser de muy buena política y tener las trancas de madera de roble. Saludar a la Mema que está deseando coger la silla presidencial o a cualquiera de las tocinas que, permanentemente, le dan la pájara, pues... no debe ser plato de buen gusto. Pero como dice el político: "más vale que hablen de uno, aunque sea para mal".
Aquí el momento estrella para el actor, Bolaños, aunque le hayan detenido en la puerta cuando intentaba colarse como rata de alcantarilla.
La seguridad del evento estaba atenta a la llegada del majara, y le han pedido el carnet del partido, por si se hubiera colado en fiesta ajena. Efectivamente había intentado colarse en la fiesta de los madrileños. La fiesta de España. Cosa que le han, agradecido, los madrileños a Ayuso. Dejar subir a semejante imbécil a la plataforma de personalidades invitadas, hubiera sido de mal gusto y peor juicio.
Ahora, almenos, sabe por dónde van los tiros en la comunidad Madrid. Una Comunidad que ha elegido lo que quieren los madrileños fuera, de otras ideologías de mal agüero. ¡Ahora vas y la cascas!
Hace falta ser inútil y llamarse Bolaños. Pero, esto, a cara del jefe supremo, son puntos que suman a la cartilla vacía de Bolaños. Quien debería haberse negado a subir hubiera sido Margarita Robles, a la negativa del protocolo a Bolaños, y, sin embargo, ha asistido sin ningún tipo de problema. Por algo será.
Pero hacer el numerito es sólo de niñatos que van a la fiesta equivocada e intentar saltarse a los seguratas. Ese es Bolaños.
Ahora, después del desplante, intentará largar todo lo que pueda para limpiar un poco la pierda que le ha caído en el traje. Difícil lo tienen dado que, algunas mierdas, dejan mucho olor y muy oscura la mancha, sobre la tela, y la cara.
En fin;
hay tontos muy tontos que no se dan cuenta hasta qué punto hacen el ridículo vayan donde vayan. Y, como ejemplo, tienen a su propio jefe que no le reconocen en ningún lugar donde va. Todos le pitan y le insultan como si de un <<soplón>> se tratase.
...que resulta fallido.
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