¿Quién lo hubiera dicho hace unos cuantos años?!
Se me sonrojan los pómulos de ver que las monjitas se han echado la vida por montera y se espabilan en las tentaciones del demonio. Aquél, que le pusiera a Jesús a un paso de caer en el abismo. Sin embargo, Ese, fue lo suficientemente fuerte como para no doblegar la cerviz ante el Tentador.
Pero como de casta le viene al galgo...: los curas y monjas actuales han predicado con el ejemplo de su Santón, el Blanco Ariel, que les ha metido en la testa que el Infierno no existe y el Demonio Tentador, tampoco. Y ahí las tienes golfeando con dinero que no es suyo y alimentando el cuerpo de todo aquello por lo que habían negado: Sexo, dolor y lágrimas. ¡Aparte del robo del dinero y la pérdida de beatitud que daban los hábitos! ¡Ay, Señor, Señor! Ahora resulta que les han venido bien los hábitos para los momentos fetichistas de sus clientes.
Si después de esto la gente sigue manteniendo la venda en la diagonal de los ojos, es para renegar de uno mismo y mandar a tomar por el culo todo lo que nos intenten inculcar a base de silogismos varios.
La destrucción de la Gran Ramera ha llegado. Y su fin es visceral, deviene hacia afuera. Es una implosión que desatará o destapará los mundos o inframundos donde el poder del Maligno estaba depositado, cerrado. Un mal creado por miles y miles de actos y pensamientos realizados por las mentes de hombres en su camino hacia un fin determinado. Actos crueles que han generado un gran potencial de energía mental y emocional, con capacidad suficiente para tomar las riendas de la presente humanidad. No quiere decir que las anteriores generaciones de seres no hayan sucumbido por el mismo potencial de energía engendrada por sus propios egos o pensamientos divinos como diabólicos. El caso es que anteriores civilizaciones han desaparecido y no sabemos bien por qué. Si el denominador común a todas ellas ha sido la religión...: es posible que esa haya sido la causa de su destrucción y la nuestra.
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