miércoles, 6 de noviembre de 2024

¡quietos paraos!

 
Estoy bien. Ha dicho Sánchez, el pobre hombre, por si alguien del pueblo llano tenía dudas de su estado de aplomo presidencial. Su salida de Paiporta no era más que un ataque de próstata y no llegaba a ponerse el orinal que suele llevar en el coche oficial. E iba pensando que para una vez que intenta hacer una cosa bien le sale el tiro por la culata. Como siempre que tiene que ir a algún sitio, para hacerse la foto, se lleva al monarca como parapeto y, en este caso, ha salido por patas y dejado al monarca a su suerte ante el peligro que podría haber tenido en el caso de que los ultraderecha (que no hubo) hubieran descargado la mala hostia dirigida a Él, y sufrido sus majestades. Y es que el monarca no aprende. Después de insultarle siempre que puede... aún se somete a la voluntad de este payaso profesional. Bien podría prestar atención a las protestas de los ciudadanos y hacerle menos caso de lo que le hace. A Sánchez hay que tratarle de la misma manera con la que trata. El monarca debe poner los huevos sobre la mesa y una raya en el suelo como muro de contención. A este personaje hay que agredirle todas las veces que los ciudadans le vemos por la calle andando o chuleando. No podemos permitir que este mangante profesional chulee a los españoles y al rey. Ya está bien de darle cuerda y no controlarle como el perro que es.
La verdad es que la reina no se ha visto en otra como esta. Mucho abrazo de propaganda pero su careto no era muy cercano. Se ha olvidado de que procede de un taxista y no de la realeza por descendencia. Nunca debimos haberle casado con ella. De tendencia socialseparatista. Como Puigdemont pero en mujer.
De verdad es que son tantas cosas que le reprochamos a la élite cansina y perruna, que ya estamos más que hartos de sus próceres injustificados. O votamos en contra de todos estos lechuguinos, o dejamos de votar y que se busquen trabajo de estibador. ¡Hasta los cojones y más allá!

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