martes, 30 de mayo de 2023

los lloriqueos de Abascal

 
no son nada comparados con el destrozo ético y moral que ha supuesto la puesta de blanco, en política, del grupo terrorista en el País Vasco. Esto mismo es para llorar a lágrima viva cuando todos sabemos que 186.000 vascos tuvieron que dejar sus casas por culpa de una ETA que, ahora, gracias al mísero y despreciable Zapatero, asume el papel de víctima para ocupar todo signo de la función pública vasca, que lleva a parejada la derivada de la función pública española.
No se puede decir que se han ganado la adoración del pueblo vasco, porque todos los vascos saben que las armas están escondidas en zulos y en cualquier momento se pueden volver contra ellos. Teniendo la memoria de los actos cumplidos por ETA contra todo bicho viviente... y si eran personas mejor... se han hecho con todo el entramado político vasco. ¡Todo un logro para los vascos! Ahora pueden dormir a gusto a sabiendas de que el dinero que precisaban los terroristas... lo sacan de las administraciones públicas. Todo un logro de ETA y de Otegui. 
Como bien sabéis venía pidiendo la colaboración de los españoles para que votáramos, en mayor medida, a Otegui para presidente de España. Y mira tú por donde, con el tiempo, lo haremos residente de la Moncloa. ¡Qué orgullosos vamos a estar todos los españoles cuando Otegui nos represente en los encuentros entre mafiosos de todo el elenco mundial. Pero, al menos, no son fachas. Me encanta esta frase de los meconios.
Como español y vasco que es Abascal, entiendo que sus lloros no sean de alegría al saber que los etarras están gobernando los asuntos particulares de los familiares de los caídos por la entelequia de unos desarrapados individuos que no tienen más intelectualidad que la que les da la armas. Y si Abascal llora por esos familiares... nos podríamos hacer idea de lo que están pasando los familiares de los asesinados. 
No podemos ponernos en su lugar porque no hemos tenido, gracias a Dios, bajas familiares de manos de estos asesinos que, hoy, tienen el poder legal, de presionar a aquellos que no se anden con cuidado bajo la tutela asesina. Vivir así no sé si será bueno el voto que los vascos han dejado en manos de los que les pueden hacer desaparecer. Y, esta vez, no habrá nadie que les pueda buscar cuando desaparezcan de su lugar de origen. No habrá policías de defensa por la libertad vasca. ¡Qué pena!

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