jueves, 11 de mayo de 2023

consejos de última hora

conforme va pasando el tiempo... más nos vamos dando cuenta de que las políticas de medio mundo y del otro medio, también..., están siendo nocivas para el sistema familiar tal cual lo hemos traído hasta ahora. 
Que los hijos son de los padres no hay nadie que lo pueda negar. De hecho la fecundación, padre-madre, lleva a la naturaleza a realizar los pasos necesarios para que la semilla nazca y crezca feliz en el entorno que se ha elegido para todos.  El hecho de formar pareja lleva a parejada la espera de un ser que une, aún más, la felicidad de ambos cónyuges. La espera de ese ser en proceso de fertilización... hace que los miembros directos de ambas familias se congratulen con la noticia del embarazo. 
Pues bien;
la política determina que los hijos no son de los padres. Los hijos son del Estado. Y de esa forma obliga a los padres a no asumir esa responsabilidad... máxime si el bebé decide, con poca edad, que quiere cambiar su sexualidad porque se siente como la seño le ha dicho que debe de ser. El niño no tiene pajolera idea de lo que habla la seño... pero esta decide que ese bebé debe ser niña o viceversa. Algo anormal está pasando en la política mundial para tener que doblegar la voluntad de toda una familia. 
En Estados Unidos se ha propuesto un proyecto de ley 5599, en el que defiende la decisión de un niño o niña de cambiar de sexo, bajo la amenaza a los padres de quitarles el bebé y no volverle a ver. Es innegable la bajeza en al que está cayendo los que, supuestamente, deberían los doctos de la humanidad. Se han convertido, todos, hasta el memo del Dali Lama, en podófilos de lo más bajo de la sociedad. Los perros de Baskerville. 
Mientras tanto los ciudadanos del mundo estamos anclados en hacer de nuestra vida un un campo de juego con las nuevas tecnologías. Todos agarrados del móvil, desde la mañana a la noche, tragándonos todo aquello que nos echan para no darles por el culo. Y lo están consiguiendo. Lo próximo será el chip, personas, para tenernos más controlados, si cabe. Hace falta ser membrillos y ponernos, encima, amarillos. 
Mi consejo es que la gente, las parejas, dejen de tener niños y que salgo el sol por Antequera.
Si la sangre de nuestra sangre tiene que ser para esos individuos corruptos y pedófilos... lo normal es que nos replanteemos el tener o alumbrar un hijo/hija a este mundo. Si ha de llegar un meteorito que acabe con la vida en la Tierra no le demos más opciones a que, antes de que caiga, le hayan abusado mental, física y moralmente.

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