viernes, 18 de noviembre de 2016

estaréis de acuerdo conmigo

desde el momento  en que el judeomason Zecharia Sitchin interpretó las tablillas sumerias, todo conocimiento extraterrestre tomó apogeo y se nos olvidó todo conocimiento aceptado anteriormente.  ¡Qué curioso que las tablillas se encontraran en el momento de mayor apogeo de todo el despertar sumerio, egipcio, genealógico, con el dios venido de a saber dónde! ¿No os parece? Pues si hemos supsistido a base de mentira tras mentira no entiendo por qué ésto puede llegar a ser verdad. Ya, en su momento, Orson Welles sometió a la población a una alarma demencial cuando radió una información fake sobre la invasión de grandes extraterrestres. La gente se lo creyó, y armó la marimorena. La aceptación de vida extraterrestre venida a la Tierra solo le complace a los americanos y perifericos, que pueden proveerse de grandes cantidades de pasta para investigar su posible contacto. Si no, por qué están las naciones montando artilugios para el posible impacto público. Esto nos debe hacer recapacitar de que si en la vida no existieran estas chorradas en qué gastaríamos el tiempo. Y es aquí, en estas chorradas cuando aparecen estos desinformadores informando de que nuestro ADN pertenece a una raza raiz lagarto. Imagino que con la mitocondrial de chimpancé. En fin, en todo caso las imágenes son bonitas de ver y de imaginar que alguien nos creó y nos dejó a nuestro libre albedrío. 

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