el periodista Pedro J.

cambia el periódico el mundo por elespañol y también de pareja.

Me importa un rábano la vida de estos vividores de las noticias que consiguen, y en las que participan. Llegan a estar tan mezclados en la mierda que forman parte de ella. Todos nos acordamos de cuando grabaron a J. de burrito de una tía a caballo. Y nada pasó. Ahora desmienten que la nueva de Pedro fue la vieja de J. Carlos. Pero la que esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Quién de todas ellas no ha compartido cama y viajes con Carlos como propaganda para las camas de otros personajes? Además, son niñatas que van de mano en mano como las monedas y nunguno se las queda. Y no será por experiencia. Porque experimentadas las muchachas sí que están, sino, con Juanca, no hubieran calentado colchón. Pero ellas deben de pensar "dame fama y llámame tonta". El caso que Ágata Ruiz de la Padra se ha quedado a la Luna de Valencia: descompuesta y sin marido. Mientras él buscaba cobijo bajo otras bragas. La pobre ha ido de tv. en tv. llorando la desgracia y abandono, sin habérselo olido. No obstante, el muchacho le ha mandado recado de que si no lo ha visto es porque está obnubilada con los trajes que confecciona y, tal vez, un poco pallá, con los perfumes que se inventa. El caso es que la Ágata se ha quedado sin brillo y sin polla que llevarse a la boca.