jueves, 2 de abril de 2015

que la Semana Santa

sea para vosotros un motivo de reflexión sobre la vida cotidiana y sus entresijos. También sea un momento de asueto para vivir nuevas experiencias en lugares remotos del país y más allá. Y sobre todo... no deis de comer vuestra carne más que a una mujer; no seáis pecadores y después tengáis que arrepentiros. Como se han de arrepentir aquellos que se han ido a pasar esta semana a la costa mediterránea, importándoles una mierda los que quedamos en la ciudad; es más... están deseando volver para echarnos en cara lo que han visto y hecho. Y sobre todo: con muchas fotos. Una recomendación es que de vez en cuando vayáis a la Iglesia a donar unos cuantos dólares, por aquello de la pobreza extrema del Vaticano y porque solo usa moneda universal. Recordad que estos días se celebra el prendimiento, molienda a palos de un señor y su crucifixión... por si no tenía bastante. Y por si no nos habíamos enterado hasta ahora, pues se le saca en escarnio por todos los lugares y se recrea el mismo ambiente de hace 2015 años. Todo un logro que sólo unos pocos han sido capaces de traer hasta nuestros santos días. Eso sí, a base de palo y tente tieso, como al señor de la foto. Pero como al mismo señor de la imagen -después de ser pobre y sumiso y poner cuatro veces los dos carrillos-, le pasa a los pobres que... por serlo, se les desahucia de sus viviendas... por un quítame esas pajas o porque donde estás viviendo es zona de alta casta y necesitan tu terreno para que no desentones con el resto de chaletazos. Y es más... estos mismos individuos son los que van a misa de diario y se dan los golpecitos en el pecho, que ya deben tener moratón. Sin embargo, a ellos, sus pecados son perdonados; como cuando pagabas a la Iglesia el poder comer carne en Viernes Santo. ¿Qué significaba semejante aberración?: -pues que la carne que se comía en ciertos circulos majaderos o exotéricos; era el cerebro humano de alguna alma inmolada a saber  a qué dios mongol. Con perdón para aquellos seres humanos que padezcan de este mal. De normal los muertos debían tener un coeficiente intelectual elevado para así, los comensales, poder absorver ese conocimiento del muerto. Como vemos es toda una gilipollesca red de actos crueles y ofrendas malignas a todo ese enjambre de subnormales dioses y secretarios. Recordad -cuando la ostia sea elevada en el altar-, que ese trozo redondo pertenece o representa al cerebro humano, como se hacían las ofrendas en aquél entonces. Porque como bien sabemos: las ofrendas estaban a la orden del día y del minuto. Con el compromiso de que, al derramar sangre, los dioses no se enfadaban con la humanidad. Porque esos dioses recibían la esencia de la vida; toda la información del sujeto inmolado: daba igual animales que personas. Asi que cuidadito con qué celebráis o por qué o con quienes celebráis estos días la Pascua, seguro que hay seres no materiales al rededor de tantas almas cantando... llorando o padeciendo...
¡Ale!, a pasarlo bien.

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