Cada día, un sin número de individuos patean las calles de nuestro país en busca de sustento para sobrevivir. Como cada día, se dan cita en determinados centros públicos subvencionados por el Ayuntamiento y la participación de particulares generosos que, antes de tirar la comida o congelarla, la reparten humanitariamente.¡Señores! estamos hablando de España; esa España que había dejado atrás la miseria, desnutrición y mala historia; de una guerra y posguerra que nunca debieron haber sucedido en el tiempo. Tiempo, ahora, en que los partidos políticos nos están incitando y excitando a otra guerra civil. No es normal que nuestros ciudadanos dirigentes atosiguen, atemoricen: día sí y otro también, a los sufridos ancianos y que, les destapen el baul de los malos recuerdos que ya tenían bien tapado y arrinconado en el último y más inóspito de los espacios mentales. No merecemos esta retaíla de mamones, de sectarios masones, de putos religiosos sin escrúpulos, de rateros reales, enjambre de miseria y destrucción. ¡Se buscan! Si los encuentra: destrúyalos. Son nocivos para la salud y están contaminados con el virus del poder.
jueves, 13 de septiembre de 2012
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