A tenor de los cambios, sentimentales, que se vienen ocasionando en los despachos ovales de los políticos europeos, (no metamos a la familia Clinton), me sorprende que nuestro presidente, el señor Mariano, no tenga nada con la señora Angela.
Desde que subió al poder Rajoy, ambos dos, están que se tiran los trastos y se piropean, y no digamos el simbólico beso, Del Principe a la Rana, que se dieron a la llegada y recibimiento de la señora alemana. ¡Hay algo! Hay un filin, un no se qué, que no es normal. ¿Estará Mariano enamorado de la dama germana? ¿Tendrá España retoños dirigentes el día de mañana? ¿Tendrán Elvira y Mariano problemas sentimentales, de cama, o es tan capitán que tiene un amor en cada puerto? No lo se, pero nos enteraremos un poco más adelante, cuando la economía nos haya devastado lo suficiente para que los nuevos amoríos europeos florezcan a la luz, como los chorizos al olor de la pasta pública. ¡Qué subidón me produce vivir en estos tiempos donde los amoríos, entre la gente guapa, se extienden por el pueblo en un: "aquí no pasa nada"!
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