jueves, 6 de septiembre de 2012

Qué viene la Merkel


                                                 

Y los españoles la recibiremos como a invitados a una boda lésvica, en día del orgullo gay. Rajoy tendrá que vestir con traje de flores, la vicepresidenta tendrá que lanzarle flores a su paso y, espero, que el señor Gallardòn, salga a saludarla porque es el único que dá la talla pija, de lo más pija del PP., para eventos de este calibre.
Estoy seguro que, de regreso, cuando la señora Angela deje nuestro saqueado país, por su usura, se llevará un muy grato recuerdo; recuerdo que no olvidará nunca. Y es que nuestro país lleva muchos años de lame culos de la más baja cualidad y calidad de turismo europeo, y por tanto sabemos como hacer tornillos rosqueros del mejor calibre.
Estoy seguro que se va a sentir como en casa. Verá una multitud de jóvenes españoles vitoreándola, a su paso, en alemán, idioma que están aprendiendo a marchas forzadas porque, como ella ha dicho desde su tierra natal, necesitan mano de obra cualificada, y sobre todo, con el idioma germano aprendido. Ya no hay academias públicas y privadas que no estén desbordados de chavales y chavalas incando el codo y levantando el brazo derecho en señal de saludo nazi.
¡No tardando muchos años, en España, no habrá otro lenguaje más sofisticado y cañero que el alemán, porque como dijo Adolf...
Conmigo se va la última esperanza del mundo, las democracias occidentales son decadentes, el comunismo, con gobiernos más autoritarios, a la larga, acabará conquistando el mundo...
y ahí estaremos los españoles con las esvásticas de las SS bien visibles en la solapa, antes de que nos estampen el sello judio bajo el dobladillo de la chaqueta, los calzoncillos y nos tatuen, a sangre y fuego: de herrero, el número de la seguridad social.
¡Ya veo mejor el futuro. Adiós a nuestros problemas de escased y penuria. Tenemos a nuestra madre: Angela Merkel!
Y el Sr. Rajoy tomando ejemplo del Sr. Hitler cuando éste dijo:
Sigo el camino que me marca la Providencia con la precisión y seguridad de un sonámbulo. 
¡No me digan que no son igualicos: Rajo y Adolf.
¡por favor, si hay Dios, que baje y me lleve pronto!

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