miércoles, 4 de julio de 2012

ovnis...


Objetos pesados no identificados caen a tierra en Rusia y África, al paso de luces desconocidas.
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Ya dijimos que el día que empezasen  a caer los objetos que nuestras lanzaderas han depositado desparramados por el espacio exterior, no habría paraguas que sujetase semejante lluvia de desperdicio. Lo malo de eso es, que nadie sabe dónde van a caer, si en tu casa en la mía o donde tengan a bien citarse. ¡Cómo no van caer objetos si Rusia, América, China, etc., etc. inundan los cielos y el espacio exterior con trozos de cohetes, a saber, sin duda, peligrosos! Estos meteoritos caseros que van cayendo son desde el botijo de agua que está vacío y no sirve, hasta el envase hermético con las heces y la orina de los pobres terrestres espaciales. No dudemos en asegurar que todos estos artefactos formarán vitrina en museos a vista de desconcertados parroquianos poniéndoles fechas de antigüedad, como si del homo sapiens de Atapuerca se tratara. Siempre serán los precursores de multitud de libros a los que achacar a naves de alienigenas su procedencia. Yo, por si acaso, he cambiado la costumbre de mirar hacia el suelo en busca de moneda perdida del que anduvo mi camino antes que yo, por la de mirar hacia arriba y  librarme de algún pelotazo inesperado por la caída de algún que otro objeto como estos.

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