martes, 31 de julio de 2012

Mientras España se hunde

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por un colapso empresasrial, monetario y super globalizado, por las playas valencianas se pasean africano, de distintas nacionalidades, vendiendo sus cuerpos a las señoras y señores mayores que sobre la arena exponen sus flácidos cuerpos. Los muñecos del amor, con un minúsculo tapa rabos y varios manoseados pases sobre sus miembros adormecidos para ponerlos a tono, se pasean cerca de los bañistas enarbolando sus dotes masculinas como si de la moda del bañador en Pasarela Cibeles se tratara. La arena de la playa arde y no deja detenerse al exibidor que al final tiene que hacer hervir el agua marina al intentar sofocar el calor del sol y el cotenido en el cuerpo con tanto toque al miembro viril para mantenerlo erecto todo el tiempo que se necesite hasta haber ligado. Ligado, aunque sea, un dolor de güevos de tres pares de ídem. El agua del mar enfría tanto cuerpo recalentado y a la salida hay que volver a repetir los actos propios para la subida de bandera. Todo un mundo propiciado por la falta de curro y el decoro en lugares públicos. Amén, de los sobaos bolsillos de los parados y jubilados españoles. Estos macarras políticos que tenemos, quieren que todo el mundo sea puto o puta para sus desequilibrados cerebros de mierda. ¡Asi nos va!

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